martes, 2 de marzo de 2010


GASTRITIS

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Gastritis aguda
Gastritis crónica
Trastornos autoinmunitarios
Instrucciones para el paciente
Tomar antiácidos Es la inflamación (irritación e hinchazón) del revestimiento del estómago.

Causas, incidencia y factores de riesgo
Existen muchas causas de gastritis.

Las más comunes son:

Alcohol
Erosión (pérdida) de la capa protectora del revestimiento del estómago
Infección del estómago con la bacteria Helicobacter pylori
Medicamentos como el ácido acetilsalicílico (aspirin ) y los antinflamatorios no esteroides (AINES)
Tabaquismo
Las causas menos comunes son:

Trastornos autoinmunitarios (como anemia perniciosa)
Reflujo de bilis hacia el estómago (reflujo biliar)
Ingerir o beber sustancias corrosivas o cáusticas (como las sustancias tóxicas)
Exceso de secreción de ácido gástrico (como el ocasionado por el estrés)
Infección viral, especialmente en personas con un sistema inmunitario débil
La gastritis puede durar un corto tiempo (gastritis aguda) o durante meses o años (gastritis crónica).

Síntomas
Dolor abdominal
Indigestión abdominal
Heces alquitranosas
Inapetencia
Náuseas
Vómitos
Vómitos con sangre o con aspecto de café molido
Signos y exámenes
Los exámenes varían dependiendo de la causa específica y, entre otros, se aconseja una radiografía de la parte superior del tracto gastrointestinal, una EGD u otros.

Tratamiento
El tratamiento depende de la causa específica. Algunas de las causas desaparecerán con el tiempo. Se puede recomendar el uso de medicamentos para neutralizar el ácido estomacal o disminuir su producción.

Expectativas (pronóstico)
El pronóstico depende de la causa, pero generalmente es bueno.

Complicaciones
Ver los tipos específicos de gastritis.

Situaciones que requieren asistencia médica
Solicite una cita con el médico si presenta síntomas de gastritis.

Prevención
Evite el uso prolongado de irritantes como el ácido acetilsalicílico (aspirin ), los antinflamatorios o el alcohol.

PIELONEFRITIS

Causas, incidencia y factores de riesgo
La pielonefritis se presenta con más frecuencia como resultado de una infección urinaria, particularmente en presencia de reflujo de orina ocasional o persistente de la vejiga hacia los uréteres o un área llamada la pelvis renal. Ver: reflujo vesicoureteral

La pielonefritis puede ser súbita (aguda) o prolongada (crónica).

La pielonefritis aguda no complicada es un desarrollo súbito de inflamación renal
La pielonefritis crónica es una infección prolongada que no desaparece
La pielonefritis ocurre con mucha menos frecuencia que una infección vesical, aunque un antecedente de dicha infección incrementa su riesgo. Uno tiene mayor riesgo de una infección renal si padece cualquiera de las siguientes afecciones:

Reflujo de orina hacia los uréteres o la pelvis renal
Cálculos renales
Uropatía obstructiva
Necrosis papilar renal
Uno también tiene mayor probabilidad de contraer una infección renal si tiene antecedentes de infección urinaria crónica o recurrente, en especial si la infección es provocada por un tipo de bacteria particularmente agresiva.

La pielonefritis aguda puede ser severa en los ancianos y en las personas que se encuentran inmunodeprimidas (por ejemplo, aquellas que tienen cáncer o SIDA).

Síntomas
Dolor de costado o dolor de espalda
Escalofrío con temblor
Dolor abdominal severo (ocurre ocasionalmente)
Fatiga
Fiebre
superior a 102º F (38.9º C)
que persista por más de 2 días
Malestar general
Cambios mentales o confusión*
Cambios en la piel
piel colorada o enrojecida
piel húmeda (diaforesis)
piel caliente
Problemas urinarios
sangre en la orina
color de orina anormal o turbia
olor de orina fétido o fuerte
incremento en la polaquiuria/tenesmo vesical
necesidad de orinar en la noche (nicturia)
micción dolorosa
Vómitos, náuseas
* En las personas de edad avanzada, los cambios mentales o la confusión pueden ser las únicas señales de una infección urinaria.

Signos y exámenes
Un examen físico puede mostrar sensibilidad cuando el médico presiona ( palpa) el área del riñón.

Un hemocultivo puede mostrar una infección.
Un análisis de orina comúnmente revela glóbulos blancos o glóbulos rojos en la orina.
Otros exámenes urinarios pueden mostrar bacterias en la orina.
Una pielografía intravenosa (PIV) o una tomografía computarizada del abdomen pueden mostrar riñones inflamados. Estos exámenes también pueden ayudar a descartar trastornos subyacentes.

Los exámenes y procedimientos adicionales que se pueden hacer abarcan:

Biopsia del riñón
Gammagrafía renal
Ecografía renal
Cistouretrograma miccional
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son:

Controlar la infección
Reducir los síntomas
Debido a la alta tasa de mortalidad en la población de edad avanzada y al riesgo de complicaciones, se recomienda realizar un tratamiento oportuno. Los síntomas súbitos (agudos) por lo general desaparecen al cabo de 48 a 72 horas después del tratamiento adecuado.

El médico seleccionará los antibióticos apropiados después de identificar en un urocultivo las bacterias que están causando la infección. En los casos agudos, uno puede recibir una tanda de antibióticos de 10 a 14 días.

Si usted tiene una infección severa o no puede tomar antibióticos por vía oral, al principio se le pueden administrar antibióticos por vía intravenosa.

La pielonefritis crónica puede requerir terapia antibiótica a largo plazo y es indispensable que se termine la terapia completa de los antibióticos prescritos.

Entre los antibióticos comúnmente utilizados están los siguientes:

Amoxicilina
Cefalosporina
Levofloxacina y ciprofloxacina
Sulfamidas como el sulfisoxazol/trimetoprima

PIELONEFRITIS

Temas en MedlinePlus
Enfermedades de los riñones
Infecciones de las vías urinarias
Imágenes

Tuberculosis renal
Vista posterior de puntos de referencia anatómicos

Vista lateral de puntos de referencia anatómicos
Anatomía del riñón

Flujo de sangre y orina en el riñón Es una infección del riñón y de los uréteres, los conductos que sacan la orina del riñón.

Causas, incidencia y factores de riesgo
La pielonefritis se presenta con más frecuencia como resultado de una infección urinaria, particularmente en presencia de reflujo de orina ocasional o persistente de la vejiga hacia los uréteres o un área llamada la pelvis renal. Ver: reflujo vesicoureteral

La pielonefritis puede ser súbita (aguda) o prolongada (crónica).

La pielonefritis aguda no complicada es un desarrollo súbito de inflamación renal
La pielonefritis crónica es una infección prolongada que no desaparece
La pielonefritis ocurre con mucha menos frecuencia que una infección vesical, aunque un antecedente de dicha infección incrementa su riesgo. Uno tiene mayor riesgo de una infección renal si padece cualquiera de las siguientes afecciones:

Reflujo de orina hacia los uréteres o la pelvis renal
Cálculos renales
Uropatía obstructiva
Necrosis papilar renal
Uno también tiene mayor probabilidad de contraer una infección renal si tiene antecedentes de infección urinaria crónica o recurrente, en especial si la infección es provocada por un tipo de bacteria particularmente agresiva.

La pielonefritis aguda puede ser severa en los ancianos y en las personas que se encuentran inmunodeprimidas (por ejemplo, aquellas que tienen cáncer o SIDA).

Síntomas
Dolor de costado o dolor de espalda
Escalofrío con temblor
Dolor abdominal severo (ocurre ocasionalmente)
Fatiga
Fiebre
superior a 102º F (38.9º C)
que persista por más de 2 días
Malestar general
Cambios mentales o confusión*
Cambios en la piel
piel colorada o enrojecida
piel húmeda (diaforesis)
piel caliente
Problemas urinarios
sangre en la orina
color de orina anormal o turbia
olor de orina fétido o fuerte
incremento en la polaquiuria/tenesmo vesical
necesidad de orinar en la noche (nicturia)
micción dolorosa
Vómitos, náuseas
* En las personas de edad avanzada, los cambios mentales o la confusión pueden ser las únicas señales de una infección urinaria.

Signos y exámenes
Un examen físico puede mostrar sensibilidad cuando el médico presiona ( palpa) el área del riñón.

Un hemocultivo puede mostrar una infección.
Un análisis de orina comúnmente revela glóbulos blancos o glóbulos rojos en la orina.
Otros exámenes urinarios pueden mostrar bacterias en la orina.
Una pielografía intravenosa (PIV) o una tomografía computarizada del abdomen pueden mostrar riñones inflamados. Estos exámenes también pueden ayudar a descartar trastornos subyacentes.

Los exámenes y procedimientos adicionales que se pueden hacer abarcan:

Biopsia del riñón
Gammagrafía renal
Ecografía renal
Cistouretrograma miccional
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son:

Controlar la infección
Reducir los síntomas
Debido a la alta tasa de mortalidad en la población de edad avanzada y al riesgo de complicaciones, se recomienda realizar un tratamiento oportuno. Los síntomas súbitos (agudos) por lo general desaparecen al cabo de 48 a 72 horas después del tratamiento adecuado.

El médico seleccionará los antibióticos apropiados después de identificar en un urocultivo las bacterias que están causando la infección. En los casos agudos, uno puede recibir una tanda de antibióticos de 10 a 14 días.

Si usted tiene una infección severa o no puede tomar antibióticos por vía oral, al principio se le pueden administrar antibióticos por vía intravenosa.

La pielonefritis crónica puede requerir terapia antibiótica a largo plazo y es indispensable que se termine la terapia completa de los antibióticos prescritos.

Entre los antibióticos comúnmente utilizados están los siguientes:

Amoxicilina
Cefalosporina
Levofloxacina y ciprofloxacina
Sulfamidas como el sulfisoxazol/trimetoprima
Pielonefritis

Temas en MedlinePlus
Enfermedades de los riñones
Infecciones de las vías urinarias
Imágenes

Tuberculosis renal
Vista posterior de puntos de referencia anatómicos

Vista lateral de puntos de referencia anatómicos
Anatomía del riñón

Flujo de sangre y orina en el riñón Es una infección del riñón y de los uréteres, los conductos que sacan la orina del riñón.

Causas, incidencia y factores de riesgo
La pielonefritis se presenta con más frecuencia como resultado de una infección urinaria, particularmente en presencia de reflujo de orina ocasional o persistente de la vejiga hacia los uréteres o un área llamada la pelvis renal. Ver: reflujo vesicoureteral

La pielonefritis puede ser súbita (aguda) o prolongada (crónica).

La pielonefritis aguda no complicada es un desarrollo súbito de inflamación renal
La pielonefritis crónica es una infección prolongada que no desaparece
La pielonefritis ocurre con mucha menos frecuencia que una infección vesical, aunque un antecedente de dicha infección incrementa su riesgo. Uno tiene mayor riesgo de una infección renal si padece cualquiera de las siguientes afecciones:

Reflujo de orina hacia los uréteres o la pelvis renal
Cálculos renales
Uropatía obstructiva
Necrosis papilar renal
Uno también tiene mayor probabilidad de contraer una infección renal si tiene antecedentes de infección urinaria crónica o recurrente, en especial si la infección es provocada por un tipo de bacteria particularmente agresiva.

La pielonefritis aguda puede ser severa en los ancianos y en las personas que se encuentran inmunodeprimidas (por ejemplo, aquellas que tienen cáncer o SIDA).

Síntomas
Dolor de costado o dolor de espalda
Escalofrío con temblor
Dolor abdominal severo (ocurre ocasionalmente)
Fatiga
Fiebre
superior a 102º F (38.9º C)
que persista por más de 2 días
Malestar general
Cambios mentales o confusión*
Cambios en la piel
piel colorada o enrojecida
piel húmeda (diaforesis)
piel caliente
Problemas urinarios
sangre en la orina
color de orina anormal o turbia
olor de orina fétido o fuerte
incremento en la polaquiuria/tenesmo vesical
necesidad de orinar en la noche (nicturia)
micción dolorosa
Vómitos, náuseas
* En las personas de edad avanzada, los cambios mentales o la confusión pueden ser las únicas señales de una infección urinaria.

Signos y exámenes
Un examen físico puede mostrar sensibilidad cuando el médico presiona ( palpa) el área del riñón.

Un hemocultivo puede mostrar una infección.
Un análisis de orina comúnmente revela glóbulos blancos o glóbulos rojos en la orina.
Otros exámenes urinarios pueden mostrar bacterias en la orina.
Una pielografía intravenosa (PIV) o una tomografía computarizada del abdomen pueden mostrar riñones inflamados. Estos exámenes también pueden ayudar a descartar trastornos subyacentes.

Los exámenes y procedimientos adicionales que se pueden hacer abarcan:

Biopsia del riñón
Gammagrafía renal
Ecografía renal
Cistouretrograma miccional
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son:

Controlar la infección
Reducir los síntomas
Debido a la alta tasa de mortalidad en la población de edad avanzada y al riesgo de complicaciones, se recomienda realizar un tratamiento oportuno. Los síntomas súbitos (agudos) por lo general desaparecen al cabo de 48 a 72 horas después del tratamiento adecuado.

El médico seleccionará los antibióticos apropiados después de identificar en un urocultivo las bacterias que están causando la infección. En los casos agudos, uno puede recibir una tanda de antibióticos de 10 a 14 días.

Si usted tiene una infección severa o no puede tomar antibióticos por vía oral, al principio se le pueden administrar antibióticos por vía intravenosa.

La pielonefritis crónica puede requerir terapia antibiótica a largo plazo y es indispensable que se termine la terapia completa de los antibióticos prescritos.

Entre los antibióticos comúnmente utilizados están los siguientes:

Amoxicilina
Cefalosporina
Levofloxacina y ciprofloxacina
Sulfamidas como el sulfisoxazol/trimetoprima

apendicitis

La apendicitis es la inflamación del apéndice, una estructura en forma de gusano que sobresale del tramo inicial del intestino grueso o colon.

Aunque no tiene función o importancia conocidas en seres humanos, este diminuto apéndice - que mide entre 6 a 8 cms - puede inflamarse, hincharse y llenarse de pus. Y debido a que el apéndice infectado puede perforarse y producir una grave infección en la cavidad abdominal (peritonitis), debe buscarse atención médica inmediata ante la sospecha de la enfermedad.

La apendicitis es una afección muy frecuente, y aunque puede ocurrir en todas las edades, suele afectar a personas entre los 10 y 30 años.
Causas: se produce por la obstrucción del orificio interior del apéndice, generalmente por el impacto de fecalitos (restos de materia fecal) o cuerpos extraños ingeridos (huesos, etc.).

Cuando esta obstrucción ocurre, el apéndice continúa secretando líquidos intestinales, con lo que la presión de su interior aumenta hasta que se inflama, ulcera y, finalmente, se infecta con bacterias.



SÍNTOMAS

El inicio de los síntomas generalmente es brusco y de rápida evolución (12 a 24 horas).

Aparece dolor abdominal, típicamente en la zona cercana al ombligo, junto con fiebre, náuseas, vómitos, pérdida de apetito y la necesidad de defecar o expulsar gases.

Posteriormente el dolor tiende a localizarse en la parte derecha del bajo vientre, que duele más al retirar la mano después de presionar el abdomen en ese sector.

La temperatura rectal suele ser entre 1 y 1,5 grados mayor que la temperatura axilar.

DIAGNÓSTICO

Con un diagnóstico precoz, la apendicitis puede considerarse como una afección benigna y el enfermo suele ser dado de alta a los pocos días después de la cirugía.

Pero si han existido complicaciones graves (peritonitis, insuficiencia respiratoria o renal), sobre todo en los mayores, el pronóstico es más oscuro. Por otra parte, debido a que los síntomas no siempre se presentan como los expuestos anteriormente (especialmente en chicos y mayores), el médico deberá descartar otros procesos intra o extra-abdominales que puedan simular la enfermedad.

En los chicos habrá que descartar infecciones de amígdalas; en los mayores, neumonías u otras complicaciones abdominales, como inflamación de vesícula biliar o páncreas; y en las mujeres, inflamaciones pélvicas (ovarios y anexos).



TRATAMIENTOS Y RECOMENDACIONES

El tratamiento de elección es la extirpación quirúrgica del apéndice (apendicectomía), mediante una pequeña incisión en la parte baja derecha del abdomen (punto de Mc Burney).

lunes, 22 de febrero de 2010


Los vertebrados presentan un aparato digestivo desarrollado, en el que podemos distinguir.

La cavidad bucal

La faringe

El esófago

El estómago

El intestino

Glándulas anejas

El aparato digestivo es un largo tubo, con importantes glándulas asociadas, siendo su función la transformación de las complejas moléculas de los alimentos en sustancias simples y fácilmente utilizables por el organismo.

Estos compuestos nutritivos simples son absorbidos por las vellosidades intestinales, que tapizan el intestino delgado. Así pues, pasan a la sangre y nutren todas y cada una de las células del organismo.

Desde la boca hasta el ano, el tubo digestivo mide unos once metros de longitud. En la boca ya empieza propiamente la digestión. Los dientes trituran los alimentos y las secreciones de las glándulas salivales los humedecen e inician su descomposición química. Luego, el bolo alimenticio cruza la faringe, sigue por el esófago y llega al estómago, una bolsa muscular de litro y medio de capacidad, cuya mucosa secreta el potente jugo gástrico, en el estómago, el alimento es agitado hasta convertirse en una papilla llamada quimo.

A la salida del estómago, el tubo digestivo se prolonga con el intestino delgado, de unos siete metros de largo, aunque muy replegado sobre sí mismo. En su primera porción o duodeno recibe secreciones de las glándulas intestinales, la bilis y los jugos del páncreas. Todas estas secreciones contienen una gran cantidad de enzimas que degradan los alimentos y los transforman en sustancias solubles simples.

lunes, 15 de febrero de 2010

mi primer blog




hola


este es mi primer blog y espero pueda aportar algo que sea de ayuda para muchos,es una nueva experiencia y espero ustedes participen en ella.